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Mostrando entradas de marzo, 2013

Llorar, no olvidar...

Llorar confiado sin fé, sin  vergüenza, llorar los recuerdos abrir la boca,  llorar bien fuerte con entusiasmo, con furia y rebeldía, escupir el dolor del bajo vientre escupir el ayer bien lejos llorarlo hoy, recordando todo así no entra NUNCA MAS. Llorar soñando en nosotros dos, llorar por los parecidos los aparecidos y los desaparecidos. Siempre. Presentes. Llorar aquellos tiempos de espanto. Hoy sus huellas son camino ya no nacen del olvido. Son venas rotas, que el viento no borra, se hacen torbellino, en mi pecho hinchado. Hijos lloren pero nunca olviden. Llorar porque no estamos muertos un rato antes de partir...

Como Cien años...

Nos estábamos preparando. Como lo hacíamos cada vez que había partido. El ritual de siempre, no se olvida nunca. Sabíamos que era cuestión de tiempo el grito del viejo que estaba al caer…  “dale que en un rato arrancamos..”   y ese grito era el que deseábamos escuchar desde que terminaba la semana. Claro que en la semana nos íbamos preparando porque papá nos fogoneaba con las formaciones, las posiciones de cada equipo en la tabla, las urgencias y necesidades de cada uno de ellos. Cuestiones que me dificultaban recordar, pero lo seguíamos con entusiasmo.  Sobre todo teniendo en cuenta que mi hermano y yo tenemos 7 y 5 años respectivamente. Lo maravilloso del caso es que el viejo nos habla con tanta pasión, paciencia y compromiso como si fuéramos jugadores de primera, periodista deportivos o analistas de algún programa de fútbol. Este partido era especial, muy especial, en realidad no era un partido sino una fiesta  “inolvidable”  decí...