domingo, octubre 05, 2008

Laberinto tres: Recuerdos de aquel algún lugar.


Siguiendo las instrucciones para poder salvar el odio eternamente, y ver cuántas veces tuvo que morir para ser verdaderamente libre.
En este fichero inmenso que propone legajo tras legajo la sordidez de la vida.-
Ahí estaba Joaquín, indagándose de que se trata…
Mientras recuerda, que alguna vez, y en ese estado duermevela, le susurrando al oído, aquella vieja guardiana del carnaval cubano.
- Joaquín, siempre recuerda esto que te digo chico.
Hay que respirar amor propio para seguir vivo.

Y así fue como siguió su rumbo incierto, mientas le daba la ultima pitada a ese puro.
Se cruzó media ciudad para llegar.
Era una extraña tarde, tardecita, llovía alegremente, y el espejo de una vidriera le reflejo cual era, el no camino…
Ella la morena de la esquina lo saludo entre apurada y resignada…

Entro raudamente al pasillo de la vieja casona del barrio viejo. Sintió una mezcla de sensaciones, como lo hacía cada vez que entraba a ese lugar, por un lado lo abordo ese lúgubre y gris olor pero por otro, lo relajo el alivio de no mojarse más, al menos por ese día.
Arriba en la habitación lo esperaba su fiel compañero Ramón, quien dormía una de sus eternas siestas clandestinas.-
El lugar parecía de ellos, demostraba esa vida que no pudo ser.

Acostumbrados a no esperar nada sino ansiarlo todo, intentaban penetrar en la profundidad de lo imposible.
Mientras Ramón luchaba despertarse, se hallaba entre medio de diarios mexicanos, fotos que había sacado de algún lugar cualquiera, revistas de estética francesa, y una botella de ron casi vacía.
Atrás, muy atrás en el viejo horizonte se veía caer un relámpago en pena... y su furia instantánea termina por decorar la escena.


En ese instante fue cuando Joaquín, interrumpió la escena del letargo en que se encontraba Ramón, discutiendo con alguno de todos esos locos que habitan en su interior y cargando con sus penas, vomitando sus olvidos, se decía/pensaba en voz alta bien alta, a donde ir cuando ya no haya lugar para los locos, para todos los locos, a donde?? seremos muchos?? Se re preguntaba… estaremos todos juntos en una isla???
Lo bueno que la locura no sabe de géneros.
Todo esto mientras habría los brazos de par en par como quien pide por favor alguna explicación.

¿Y el arte mi querido, Ramón? Lo indaga, exclamando repentinamente, como quien indaga sabiendo que ya tiene la certera respuesta ahí al instante, solo falta ese lugar para la respuesta.

El arte nos libra ilusoriamente de la sordidez del ser, como dice nuestro bien aventurado Fernando Pessoa.
También el amor, el sueño, las drogas e intoxicantes, son formas elementales del arte, o para hacer arte, o para sumergirse en el arte, o mas bien, al menos de producir el mismo efecto que él.

Pero el amor, el sueño, las drogas acarrean, cada uno su propia desilusión, se encierran en si mismos y terminan por perder su valiosa razón de ser.-
El amor harta o frustra. Del sueño se despierta, y si se ha dormido completamente, al fin no se vivió.
Y las drogas, te elevan, te encierran y luego se pagan con la propia ruina del cuerpo en constante decadencia…

-Pero… y el arte Joaquín? Repregunta entusiasmado Ramón

En el arte, en cambio, no hay desilusión porque la ilusión fue admitida desde el principio.
Y hay un continuo despertar mágico, con un apetito profundo de indagar, que implica que algo, al menos, recobre su sentido.


No hay comentarios: