Esa fuente de ilusiones...
Pocos regalos más importantes se podrán recordar, como esas ilusiones que ella nos regala en nuestra primera infancia, se convierte en la dueña maldita de los mejores sueños y por cierto algunas desdichas, compañera incondicional de nuestra adolescencia.
Ha producido milagros increíbles, momentos de ensueño, algunos hasta con una llamativa coherencia.
Ella contiene una mágica elección, enciende la llama de la ilusión desde el más recóndito de los lugar de este planeta, atravesando una favela llena de niños pobres y llegando hasta las propias villas de nuestro país, donde se pueden encontrar sus mejores embajadores.
Algunos pueden ser zurdos, otros diestros, para no discriminar.
Ha sido nuestro primer juguete pero nuestra pasión permanente.
Es caprichosa y compresiva, dócil y rebelde, amada y odiada… acariciada y muy maltrata… pero, ella, nunca se queja.
Y más allá de los avatares impredecibles de sus cabriolas,
no es más que, una verdadera excusa para juntar a millones y millones de almas, gargantas y fervorosas ilusiones…
Que piernas y pies no han soñado con tenerla por lo menos alguna vez, bien atada…
Tan pequeña, tan grande y tan poderosa.
Yo te saludo. Me rindo ante vos.
Te debo las mayores alegrías, me debes las profundas tristezas,
Sabes que te debo muchísimos amigos y el maravilloso instante de ver correr a esos dos enanos detrás de ti…
Y esto no sé cómo te lo voy a pagar…
Ha producido milagros increíbles, momentos de ensueño, algunos hasta con una llamativa coherencia.
Ella contiene una mágica elección, enciende la llama de la ilusión desde el más recóndito de los lugar de este planeta, atravesando una favela llena de niños pobres y llegando hasta las propias villas de nuestro país, donde se pueden encontrar sus mejores embajadores.
Algunos pueden ser zurdos, otros diestros, para no discriminar.
Ha sido nuestro primer juguete pero nuestra pasión permanente.
Es caprichosa y compresiva, dócil y rebelde, amada y odiada… acariciada y muy maltrata… pero, ella, nunca se queja.
Y más allá de los avatares impredecibles de sus cabriolas,
no es más que, una verdadera excusa para juntar a millones y millones de almas, gargantas y fervorosas ilusiones…
Que piernas y pies no han soñado con tenerla por lo menos alguna vez, bien atada…
Tan pequeña, tan grande y tan poderosa.
Yo te saludo. Me rindo ante vos.
Te debo las mayores alegrías, me debes las profundas tristezas,
Sabes que te debo muchísimos amigos y el maravilloso instante de ver correr a esos dos enanos detrás de ti…
Y esto no sé cómo te lo voy a pagar…
Comentarios