… y la angustia se desato al final!!
Las piernas se aflojaron, estaban pesadas, las largas horas de ansiedad hicieron su trabajo. La vida entera reunida allí, entre tantos.
Miles de conocidos, cientos de desconocidos y muchos otros por conocer.
La piedad del sufrimiento, fue la mejor compañía. Los rezos de los que nadan creen... estaban allí, en muchas manos.
El cielo se vio mirado por miles y miles de miradas, que imploraban, ese no se que…
Cuantas tardes para nada.
Cuanto anhelo, cuanto vida en tan solo dos colores.
Todo pasaba en tan solo noventa-y-pico de minutos… y un poco más.
La boca seca, la garganta bien anudada.
Pensaba, con los dedos bien entrelazadas, imposible que se nos escape esta vez…
viví toda aquella insoportable procesión por dentro, ni los tres furiosos gritos con ojos desorbitados, hicieron posible desatar el nudo que ahora estaba alojado en el medio del estomago. Clavado como una daga.
Nos reunió a todos, a mis hermanos de sangre, a los hermanos de la esquina, a los conocidos de siempre… todos bajo ese cielo nada claro, para volver a creer que todo es posible, grabándonos a fuego esa tremenda historia.
Las imágenes me pasaban de manera fugaz, unas tras otras, y sin parar.
Me acordaba de todos, no podía olvidarme de nadie. Tantos sueños, ahora eran pura realidad.
Tanta historia reunida, en una sola fecha, en una sola tarde, al término de una soñada semana.
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