jueves, mayo 06, 2010

Esas pasiones...

Lo recuerdo muy bien, sigue a flor de piel, estaba muy húmedo… baje, bajábamos tomados de las manos, manitos, por esas grandes escaleras de cemento, como tantas otras veces, entre angustias desmedidas, desolación, y varias tristezas…

Pero aquella, ayer no más… si que fue especial… tan especial, el pecho se cerró, la sangre se alboroto, mientras que las paredes latían, todo era fiesta, gritos, ojos rojos de emoción… gargantas ya gastadas, las malas habían quedado atrás, al menos, por un buen rato.

Bajo esos colores de alegrías, las caras estallaban, las sonrisas se comían las orejas, los ojos saltaban desorbitados, y las manos transpiraban aplausos. Aquel éxodo, se hizo mágico.

De repente, y llevados por el propio gentío nos encontramos en plena calle, seguimos un par de pasos hasta que giramos hacia la derecha, en busca de la esquina central, donde confluyen todas las pasiones, todos los mundos posibles.

Veo aquellos viejos conocidos, con ese andar cansino, boina descolorida y compañera de mil batallas. Veo aquellos con pasados turbulentos y caras curtidas, todos unidos augurando esa conquista milagrosa, entre todos revolotean aquellos pequeños que recién se están iniciando en esta aventura, sí, son miles y miles que confluyen allí. Todos los mundos posibles. Soñando. Imposibles.

Mezclados entre amor, odio, esperanza, milagros, blancos y negros, están aquellos que lo tienen todo, aquellos que no tienen nada. La vida le jugo en contra y nos le regalo nada. Luego de sentir tantas pasiones, retomamos llenos de vida la caminata como quien vuelve con el espíritu completamente renovado después de haber asistido a la meca.

Entre bocinados, gritos y más gritos y bajo ese cielo iluminado por las luces que estallaban en colores, cruzamos en diagonal, para hacer mas corto el recorrido, nuestra querida y renovada plaza, vestida sin rejas; la cruzamos al medio, como tantas veces la corrimos.

Ella es parte de la historia en aquel recorrido… de ida; de vuelta. Ahí la cruzamos, tomados de la mano, de la manito… me la apretabas bien fuerte, aún lo siento, mientras en el aire, se percibía, se respiraba ese no se que… que traen las buenas.

Solo quedan esos dos pasos, pasitos… para que la utopía sea posible...

2 comentarios:

Cate dijo...

Escritos como este son los que pueden hacer simbrar los cimientos de los incredulos, e inclinar la balanza, para que creamos en el futbol...
Brindo porque la utopia se haga realidad, asi puedo leer mas cosas como estas...
Abrazo de gol!!!

Milenio Group dijo...

Estimado Nicolas


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