miércoles, enero 12, 2011

Laberinto dieciocho: Amor asesino

Los vieron allí juntos por última vez, en el bar de la esquina. En aquel bar que hace esquina y cruz con la vieja estación de servicio, allí fue donde pasaron horas, cafés y varios whiskys juntos, entre risas, lágrimas y caricias. Los corazones se agrietaron aun mas con el paso de las horas noche. Aquel lunes por la madrugada no fue uno más.

Él se fue con temor de que algo podía ir mal, lo había notado, extrañado, en los ojos de ella, esos ojos lo decían todo… esos ojos hablaban… ella ya no era la misma… había un no se que…

Sintió el frío temor de que ya no volvería a verla, sintió el miedo de ese amante a punto de perderlo todo… Todas esas sensaciones lo acompañaron en aquel regreso a casa, un vacilo feroz que lo estremeció por completo durante las tres cuadras de regreso.

Amador sintió que Victoria le ocultaba algo. Hacia muy poco que se habían conocido, pero él sentía que la conocía de toda la vida. Ella era bella, tenia ojos bien claros, cachetes grandes y una sonrisa tierna y el culo mas lindo del barrio.

Era del mes de julio, Amador amaba las mujeres de ese mes… estaba impresionado, de como ella le hacia pasar las horas entre historias de mujeres sufridas por el destino que no merecían, y excéntricos cuentos de las mejores antologías de ciencia ficción.

Aquellos relatos estaban inundados por “ojos culpables”, “mendigos ciegos”, “destinos de ultratumba”, “negadores de milagros” “encuentros y desencuentros” misterios y expiaciones…

Los contaba con una serenidad pasmosa, con una pasión irresoluta haciendo que Amador quedará atrapado en el medio de esos relatos…

Ella con su voz cadente, y frenética cuando el relato lo requería, lo transportaba hacia los sitios mas inhóspito que jamás pudo imaginar. Amador la miraba con dedicación. En aquel ultimo encuentro ella bestia una musculosa violeta.

Por la parte de atrás, es decir, por su espalda, tenia un inmenso tatuaje que le cubría parte de su espalda, iba de un omoplato al otro; llevaba unas ajustadas calzas negras que le re-marcaban todo el contorno de la cintura, cadera y piernas… iba hasta el mas allá.

Esa musculosa y calza producían en Amador un insoportable cosquilleo interno, todas sus partes se retorcían y aceleraban a la vez, el pulso se le incremento, y el bombeo de la sangre parecía explotar por todo su ser;

Sí! la deseaba con pasión, locura y desenfreno… deseaba poseerla entre sus piernas.

Pero a su vez, ella imponía un respeto inusitado, con su manera, con su voz, con su penetrante mirada. Con sus muecas y gestos, que hacían que el deseo se agigante aun mas…

Aquel día, en ese encuentro la vio, taciturna, la sintió con vacilo, ella estaba entre, eufórica furiosa y angustiada. Tenía lastimadas ambas muñecas, no soporto la imprudencia de su interior, y pregunto.

¿Que te paso? Victoria.

- nada, contesto ella, de manera cerrada y determinante.

Sin dejar lugar a otra pregunta. Para romper con el incomodo silencio, toma el diario que estaba a un costado de la mesa… la portada denunciaba con letras grandes y negras…

Otra ola de asesinatos en la madrugada. Las victimas eran todos hombres de entre 30 y 45 años, con pasados turbulentos.

El morbo se le despertó, y lo llevo en busca de la nota entera en el interior del periódico.

La nota detallaba:

Los 5 asesinatos fueron en serie y producidos entre las 23.00 y las 4.00 AM.

Según las primeras hipótesis de la investigación,

Todo concuerda con los asesinatos de marzo, que aun seguían sin alguna pista firme que los lleve con el paradero del autor o autores.

El modo de operar era el mismo. Aunque las pocas pistas que daban los investigadores a la prensa, (porque eran las que los investigadores tenían, no porque se guardasen algo para parecer interesantes) era que el perfil del asesino serial, daba con algún especie de vindicador heroico o un demente aburrido…

El asesino debía ser un hombre (o varios hombres) grande, corpulento y decido, con sed de venganza, en relación directa con los pasados tortuosos, que debieron sufrir y padecer las victimas de estas malditas victimas. Los 5 hombres asesinados tenían serios antecedentes de violaciones y en algunos casos violaciones seguidas de muerte.

Los 5 hombres tuvieron las mismas similitudes, tenían fuertes marcas por los cortes sufridos en los tendones de Aquiles y las muñecas haciéndolos vulnerables e inofensivos…

Las marcas de sangre denotaban que se arrastraban por todo la habitación sin poder hacer nada y se retorcían del dolor mientras morirían desangrados.

La crónica evidenciaba que eran asesinatos violentos e implacables, morbosos y terroríficos

Amador, no entendió que fue lo que lo atrapo, y lo llevo a leer aquella crónica. Él jamás leía ese tipo de noticias y crónicas policíacas; lo aburrían considerablemente, sentía que eran una perdida de tiempo total, eran un absurdo, y estaba convencido de que todos los sucesos proporcionados por este genero eran un malintencionado invento de la policía para justificar de alguna manera su paupérrima labor.

En ese instante, levanto la mirada de un sacudon, como si el mismismo diablo estuviera delante de él, bebiendo aquel whisky irlandés, como invitándose a brindar.

Tenia los ojos color fuego. Entendió todo sin decir ni una sola palabra. El estupor se apodero de él, la mesa pareció temblar. La noche cayo repentina. Se hizo inmensa. Estaban ellos dos solos. Y las muertes en la portada del periódico.

Se le vino a la mente de manera fugaz en un abrir y cerrar de ojos, aquella lastimaduras en las muñecas, un frío helado le corrió por la espalda, un vomito tembloroso se le vino repentino; sintió un furioso amor; y el ardor en el medio del estomago continuaba.

Fue todo compasión. Ya no había regreso. La Luz de su corazón se apago para siempre.

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