domingo, marzo 20, 2011

Laberinto diecinueve: No fue una noche cualquiera.

La gente huía de manera rápida, temerosa y sin volver la vista atrás.
Todo desvastado, fuego y ruinas era el paisaje que dominaba. Ya no había lugar para estar a salvo. La tristeza se apodero de todas las miradas.
El mismo planeta estaba castigado con su propia bravura, el empleo del tiempo errado.
La situación es insostenible. El miedo gana las calles.

Sí, la guerra - murmuro Gogo Sol -, en otro mundo no tan lejano.
viendo todo lo que en la tierra acontecía.

Allí, de pie, al lado del teléfono, Amador pensó: Esta es la oportunidad de la que tanto hemos hablado con Violeta. Oportunidad que hemos esperado y anhelado durante años y años. No nos gusta este maldito mundo de 2095. Violeta quiere dejar su trabajo en el laboratorio de cultivos patógenos, donde se estudia de que manera se puede multiplicar en menos tiempos los cultivos en los alimentos para hacerlos mas artificiales aun. Quizás podamos huir a través de los siglos hasta llegar a un país salvaje, pero con respeto, donde no se quemen los libros, censuren las ideas, donde no aterrorizan mas las mentes y no nos ensordezcan con las radios sin licencias.

Mientras que en Gogolandia, todo estaba en su estado ideal. Las cosas en su lugar, la vida era vida y era duradera.
Era una gran aldea dentro del infinito universo.
No existía el prestigio, la ambición y la codicia.

Gogo Sorpresa, tenia las primeras noticias del arribo inminente grandes cohetes con humanos personas que venían provenientes de un mundo loco, que todo lo tenían, y ya nada quedaba. La Tierra.
Gogo Cabezon, entendía que aquello no podía ser cierto.
Si exclamaba irresoluto, - Gogo Murcielago-, estuve de viaje y sentí ese asqueroso olor que desprenden los cohetes viejos.

En el seno de la Aldea se comenzaba a discutir si dejarían librado al azar el arribo de aquellos cohetes o se negaría rotundamente a dar paso a los mismos.
Vienen aquí con sus ambiciones, con sus insultos con sus injusticias. Exclamaba Gogo Gato Enojado.
No tienen ya nada, lo han perdido todo. Tuvieron el mundo a su merced, ahora lo tienen destruido. Agregaba Gogo Pirata.
La tarde caí con sus colores maravillosos en Gogolandia.
Se sentían por primeras vez en su historia, agitados. Sin saber como resolver este presente. No fue una tarde noche cualquiera en Gogolandia.

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