lunes, diciembre 26, 2011

... y un día nos salio...

Estábamos muy nerviosos, la habíamos practicado una sola vez, pero nos deciamos con una animo arrollador que era tan perfecta, que no podiamos fallar.
La clave era "tirarla" en el momento justo, en el momento que el partido lo demandase.

Habia que tener paciencia. Nuestro instinto nos avisaría cuando seria el momento oportuno.
Ya paso mucho tiempo. Y mucha vida de aquello pero sin embargo, el olor a pastito lo recuerdo como si hubiera sido el sábado que paso.

Estábamos muy bien armados. Y siempre con la motivación bien alta. Por ello nos encontrabamos en la tan ansiada final. El rival superior en todas sus lineas, nadie podía objetar esto. El escenario no era alentador. Pero los partidos hay que jugarlos nos decían los grandes.
Sabíamos que lo nuestro era pura rebeldía. Ambición y supervivencia.
Solo debíamos pegar en el momento justo. Y con ello llevaríamos toda la alegría para nuestro barrio. "El barrio" que lo exponíamos en cada gambeta, en cada quite, en cada insulto, durante esos cincuenta y pico de minutos que duraría aquella jornada memorable.

El partido se presento trabado, picante. La idea nos decia Hector "el leche" nuestro DT.
Que jugaramos lejos del arco muy bien custodiado por el negro, que no le tenia miedo a nada y se revolcaba en cada atajada como si fuera la ultima, jamas media las consecuencias.
"leche", nos decía: - en la final del mundo se juegan puras pavadas. Esta es una verdadera final.

"cabeza" comandaba la defensa con su actitud y pierna fuerte, era más carácter que técnica. Alto y muy firme de arriba. Era más esperanzas que certezas. Allí iba él, envalentonado en cada cruce. Los rivales no querian exibir el respeto que él les imperaba.

El primer tiempo fue dominado por el cero, la impotencia, el roce y mucha pierna fuerte.

De arranque en el segundo tiempo, tuvimos la suerte que el travesaño jugase para nosotros en dos oportunidades. Pasamos
varios minutos del complemento, bajo el rigor y el asedio de quien se sabe superior, a puro revolcon....

Dante, volante central, astuto y sigiloso como pocos. Frió en los momentos más calientes.
"Roba" un lateral en contra y lo capitaliza a nuestro favor de la mejor y unica manera posible. No era un lateral más de lo mil novecientos que hubo, era el lateral que nos abriría el camino a la gloria, en una tarde pintaba fiera. Bien fiera.

Recuerdo notablemente como con la mano derecha, me hace la seña de: anda y veni... acato a la perfección, me le acerco con un trotecito descomprometido, tenía la marca pegada en la espalda, el aliento insoportable en la nuca. Y con un movimiento repentino, Dante, la tira larga hacia delante, por encima nuestro, para que haga el rodeo justo con la cintura, gire hacia mi izquierda saliendome de la linea de cal, y así dejar des aireado al grandote que me tiro dos patadas en el mismo movimiento, que aún no se como no llegaron a su único destino posible. Trastabille pero pude dominarla. Al segundo pique ya la tenia debajo de mi suela, desborde al ultimo defensor que me salia al cruce y con el ultimo aliento logre tirar el apoteotico centro atrás.
Exigido innumerables veces, con su voz ronca e inconfundible, por el viejo y querido Ramón, nuestro primer entrenador amateur.
-Pibe: nunca olvides, el centro atrás es medio gol, siempre. Siempre.

Vaya paradoja del destino y como si fuera un augurio maya, fue nuestro propio Ramón, pero el de nuestro equipo, nuestro puntero izquierdo. Que poseía unas condiciones tremendas. Aunque lagunero como pocos. Llegaba con una corrida monumental, asediado por los dos centrales, en clarísima posición de gol, y con su zurda muchas veces cuestionada, llegó para empujarla lejos del esfuerzo despatarrado del arquero, al rincón más maravilloso que en esos momentos se puede encontrar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Casi siempre fui un desapasionado del arte de rodar la redonda..pero en los últimos tiempos empecé a conocer desde mi sentido común las líneas que definen este arte. Hoy en día, que lo miro desde adentro, no pierdo oportunidad de jugar al juego que con la misma pasión, puedo ver una obra de arte. Salud a las líneas precedentes de este querido militante, que honra con pasión y humildad, el arte de rodar la redonda..HG