Ando con el ritmo inoportuno de alejarme de quien merece mi presencia.
Me leí en el espejo y todo se hizo mancha.
Fabrico máscaras de penas.
Suelto los delirios lo mas lejos posible.
Amarro tus miedos a la pata de mi vieja cama.
Siembro la angustia por el umbral de mi vereda,
y la de enfrente.
No entiendo el saludo.
Una sombra sin llave, una clave de silencio.
El valor que tiene la amistad, se devalúo a la vuelta de la esquina.
Te cambio el dolor de mi silencio por el calor de un solo abrazo.
Y si no alcanza te regalo la mitad de lo que queda de mi audacia.
Hay cuatro tiempos.
Un tiempo para respirar.
Dos tiempos para poder amar;
tres tiempos para saber olvidar.
Cuatro tiempos para volver y empezar.
1 comentario:
Buenaventura conmueve con este nuevo duelo entre su cabeza y su corazón
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