domingo, agosto 04, 2013

Laberinto treinta y uno. Diarios de invierno.

Diarios de invierno.

Sábado. Julio. 
Fechas resueltas. Vidas que siguen. Gente que crece.
Vos estas ahí, leyendo. Yo acá bebiendo calor para ahuyentar el frío.
Mientras tanto, las cosas suceden, como se sucede la soledad qué se entrevera un vez mas. 
La soledad no quiere estar sola, busca alguien con quien conversar.
Estamos todos los que somos. Es un modo de que estemos todos solos, juntos. 
También hay muchos acompañados solos. Sentidos inversos del contra azar que le dicen.
Es todo tan claro que aun no logramos verlo. No logramos vernos.
La soledad es como esa mirada a ninguna parte. 
La soledad también es reconocimiento. La soledad es principio. La soledad es descuido.
La soledad también esta bien.
Giro hacia la izquierda del centro, las derechas son complicadas. Y me desagradan. 
Otra vez el espejo. Fatal y cruel. Atinado y verdadero. Muchas verdades en poco tiempo. 
Y el tiempo transcurre sin pedir permiso. 
El tiempo se comporta a veces de manera muy extraña.
Allá a los lejos avanza tranquilo, acá como una trampa del destino. 
Emboscada abrupta. Final de otra noche de silencios. De muchos silencios. 
De todos los silencios presentes.
La noche sigue subiendo en cadencia. 
Afuera parece que lloverá. Adentro parece que también. 
Reflejos del alma y vos ahí siendo efecto. 
Los silencios se miran al espejo. Mientras las soledades se enfrentan a otro incierto destino.

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