... y un día nos salio...
Estábamos muy nerviosos, la habíamos practicado una sola vez, pero nos deciamos con una animo arrollador que era tan perfecta, que no podiamos fallar. La clave era "tirarla" en el momento justo, en el momento que el partido lo demandase. Habia que tener paciencia. Nuestro instinto nos avisaría cuando seria el momento oportuno. Ya paso mucho tiempo. Y mucha vida de aquello pero sin embargo, el olor a pastito lo recuerdo como si hubiera sido el sábado que paso. Estábamos muy bien armados. Y siempre con la motivación bien alta. Por ello nos encontrabamos en la tan ansiada final. El rival superior en todas sus lineas, nadie podía objetar esto. El escenario no era alentador. Pero los partidos hay que jugarlos nos decían los grandes. Sabíamos que lo nuestro era pura rebeldía. Ambición y supervivencia. Solo debíamos pegar en el momento justo. Y con ello llevaríamos toda la alegría para nuestro barrio. "El barrio" que lo exponíamos en cada gambeta, en cada quite, en cada...