Laberinto treinta: Inténtalo. Siempre.
Existen varias manifestaciones de la pena. Cuando hay dolencias, pérdidas, falta de contención, caricias y sonrisas. Cuando hay falta de amor. Pero la pena aqueja de manera feroz cuando hay amor y no se intenta. No se intenta por miedo a ser feliz. Esa pena domina. Insulta y paraliza y el fracaso es el único camino posible. El amor no debe ser pena. Debe ser amor. Y para qué sea, se debe intentar. Siempre. Debe ser una hermosa equivocación. La pena sanará indefectiblemente solo cuando se haya intentado verdaderamente, sin importar el resultado. Y en ese mismo instante es, donde se producirá la revelación necesaria para poder seguir. Intentar, es construir. A pesar del dolor. Crecer también es dolor. A pesar de intentar. Intentarlo con el alma. Intentarlo ante el olvido. Intentarlo todo. Aunque todo esfuerzo no se vea. Aunque quemen los ojos de tanto llorar. Aunque la soledad vibre en cada lagrim...