Laberinto de un nuevo otoño.

La voluntad de confrontarse con la noche. Confrontarse con el silencio.

Confrontarse con esa orilla donde toda realidad se disuelve, es una manera de confesar que existe algo contra lo cual nada podemos hacer. Y de allí, precisamente de esa impotencia, surge el poema, surge el poder y la fuerza, surge lo mejor y lo peor del hombre. 

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